Es que, buscando un momento propicio para que mis palabras sean fundadas, olvidé que la vida se escurre como agua entre los dedos. Ah! cuántas veces habré imaginado estas líneas, pajaros azarosos de frutado color! Cuántas veces, ensoñado, habré pronunciado tu nombre, sin enviar las letras después? Situacionome: mudado hállame hoy la noche, en el modesto y textil barrio de Flores. Mis días transcurren sobre una bicicleta rosa, perdido en la ciudad, sin saber exactamente qué tengo qué hacer ni a dónde tengo que ir. Las anginas consumieron mi semana pasada, pero recuperado heme ya, montado entre cajas y olores desconocidos, no encuentro la cocina. Ni que hablar de saber si duermo en una cama o es un modular lo que enmarca mis sueños, no recuerdo mi número telefónico.
Cómo felicitarte de manera certera! Sabía yo ya las novedades antes de ser anunciadas, gracias a un sexto sentido que me habita, de dudosa masculinidad. IOWA suena tan emocinante... y permiten el matrimonio entre personas del mismo sexo! No te abuses de la situación, ni de la lejanía.
Cuando pensé que era el sentimiento noble del amor lo que nos empujaba a abrir esa puerta a la medionoche y encontrarte entre sueños.
Cuando nos sentábamos con desapego en ese comedor, apoyabamos nuestras cabezas sobre el vino de la pared, que todo lo contaminaba, incluso nuestras papilas.
Cuando tus pies falsamente fallecidos se asomaban entre las telas blancas, para más luego arrebatarnos las más abdominales risotadas.
Cuando caminábamos cansados después de luchar contra hordas de grasada mental en esa gran fachada.
Cuando nos pensamos, nos hablamos, nos fusionamos frente a una taza, una copa, unas hojas, acurrucamos nuestras existencias y se desprende un halo de ternura. En esos microsegundos, sé cuan vivos, frecos y cercanos nuestros efluvios están.
Cuando nos sentábamos con desapego en ese comedor, apoyabamos nuestras cabezas sobre el vino de la pared, que todo lo contaminaba, incluso nuestras papilas.
Cuando tus pies falsamente fallecidos se asomaban entre las telas blancas, para más luego arrebatarnos las más abdominales risotadas.
Cuando caminábamos cansados después de luchar contra hordas de grasada mental en esa gran fachada.
Cuando nos pensamos, nos hablamos, nos fusionamos frente a una taza, una copa, unas hojas, acurrucamos nuestras existencias y se desprende un halo de ternura. En esos microsegundos, sé cuan vivos, frecos y cercanos nuestros efluvios están.