Lisonja


Aún recuerdo con ternura, ese final de cena junto al piano
cuando ellos, esos siempre sonrientes belgas, me propagaron
un ahora atesorado: "Lillí te pareces a Amélie".
Anoche, sin vestir si quiera mi anacrónico tapadito negro ni mi falda a la cintura,calzando mis jeans de treintañera,
una usualmente cruel adolescente profirió un encantador y desafectado: "Lillí, te parecés a Zooey".
La amé instantáneamente.





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