¡Se fué al piso!



Las caídas de la gente nos producen esas ganas inmediatas de reirnos, aunque quizás el pobre afectado esté despatarrado en el suelo cultivando un hermoso moretón que pasará por un arcoiris, o sus rodillas estén cual frutillas del fondo del canastito... Uno se ríe. Fuerte. Con carcajada. La obligada pregunta: "¿Estás bien?" viene después. Aún cuando te lo cuentan, te reís.

1 comentario:

Todos tenemos algo que decir.